LAS BIBLIOTECAS

Jorge Luis Borges decía que uno es más responsable de lo que lee que de lo que escribe, ya que uno escribe lo que puede, pero lee lo que quiere.
Soy un habitual de las bibliotecas públicas, esos lugares donde acude gente responsable a leer lo que quiere leer, aunque desde hace unos meses acude a leer lo que le dejan leer. Allá donde vaya, viva, conviva, visite o revisite, procuro disponer de una biblioteca cerca. Me da lo mismo estar en Segovia, Madrid o Londres, siempre localizo la biblioteca pública más próxima a mi radio habitual de acción. No crean que lo hago porque me considere un intelectual, ni mucho menos, lo hago simplemente por dinero. Del mismo modo que un/a adicta a las rebajas de enero procura tener un cajero a mano para pagar sus compras en “cash”, yo procuro tener una biblioteca cerca. De este modo, visto a mi intelecto con prosa de última temporada de la manera más económica posible. Además, como en la biblioteca la literatura es prestada, hago lo que muchos/as hacen en las rebajas: que se ponen el vestido y luego lo devuelven argumentando que no es de su talla o que no les favorece. En mi caso, yo también devuelvo los libros prestados por la biblioteca después de que mi intelecto los haya usado, pero al menos procuro que todos ellos hayan sido de mi talla y o me hayan favorecido en algún aspecto. Y en el caso de que no los tengan, solicito a la dirección de la biblioteca que los adquieran, lo que en lenguaje técnico se llama desiderata. Lamentablemente, en la biblioteca de Segovia han eliminado la posibilidad de comprar libros siguiendo las recomendaciones de los «clientes» (por la crisis, ya se sabe). Aunque en realidad se ha hecho siguiendo órdenes del Gobierno por los recortes en cultura y educación y en todo aquello que nos ayuda a ser mejores personas con nosotros mismos y a la vez con los demás. No sé si el señor ministro de cultura o alguien de este Gobierno (y por extensión de su popular partido) ha leído algún título de Borges o al menos sabe quién es, pero tienen muy claro la responsabilidad que implica leer, y que leer, como decía Borges, nos hace responsables. Quizá por eso hayan eliminado la libertad de elegir lo que nuestro intelecto nos reclama leer eliminando las desideratas de las bibliotecas públicas. Habrá que esperar tres añoos para devolver el producto que compramos en su momento con nuestro voto ya que tras haberlo probado, todos hemos descubierto que no es de nuestra talla ni tampoco nos favorece. Paciencia.

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