“Quiero saber cómo puedo llegar al orgasmo con mi pareja, nunca lo he logrado a pesar de sentir deseo y placer”. Esto no lo digo yo, que conste, lo he leído en la página número 2 del consultorio sexológico del suplemento de un periódico de tirada nacional. Y quien lo dice es una tal Violeta (de nombre inventado, supongo) y de apellido “T” (de esto me fío más). Me imagino que para Violeta publicar estas intimidades en la prensa nacional debe ser cuestión de imperiosa necesidad ya que según el último estudio general de medios ese periódico lo leen más de 450.000 personas. Entre todas ellas habrá alguien que sepa del tema, aparte por supuesto, del sexólogo/a que responde a todas y cada una de las cartas que llegan a su código postal. La opinión más respetuosa, que no respetada, es la del supuesto especialista que firma en la cabecera también con (supongo) nombre inventado. Y para opiniones, las 449.999 de los restantes lectores, entre los que me incluyo. Desconozco cuántas de esas miles de opiniones restantes serán respetuosas con la problemática personal de Violeta, pero la mía lo es, ya que tampoco he conseguido hacer llegar al orgasmo a mi pareja, aunque reconozco públicamente que yo sí he llegado, al contrario que la señorita “T” mayúscula del artículo en cuestión. Tal y como se recomienda en el artículo “lo mejor es dejarse llevar”, aunque no indica adónde ni las coordenadas planetarias exactas. Como siempre he seguido el consejo de especialistas, aunque se escondan tras un apodo, he comprado dos billetes de avión para Islandia donde llevaré a mi pareja estas vacaciones con la intención de descubrir si su orgasmo está a la altura del mío. Dicen que Islandia es un sitio perfecto para el romanticismo, ya que con el frío lo único que puedes hacer es pasar el día en el lugar más calentito de la habitación del hotel que, como todos sabemos, es la cama. Intentaré, como también dice el artículo “disfrutar del erotismo, la atracción y la química”. A pesar de que mi pareja y yo estaremos rodeados de nieve, intuyo que será una prueba de fuego para nuestra relación ya que últimamente veo que ya no me mira como me miraba cuando éramos novios. Llevamos semanas sin hacer el amor y siempre que me apetece hacerlo me la encuentro escribiendo cartas. Me pregunto a quién irán dirigidas.