EL AMOR CADUCA
Con el paso de los años, a las relaciones amorosas les ocurre como al jamón de york, caducan sin haberte dado tiempo a consumir la última loncha. Desde que se inventaron eso de retractilar los embutidos por cantidades, tienes tu ración de dos cientos gramos de chorizo de Cantimpalos o de salchichón de Pamplona para que pienses que te van a durar una eternidad, pero es mentira. Aún así, llenamos el carrito de la compra. El amor también es mentira desde que se inventó, y siglos después continuamos llenando nuestro carrito, aún sabiendo que tarde o temprano terminará por caducar. Cuando sales por la noche a encontrar el amor de tu vida en una discoteca, es como cuando vas al súper los sábados por la mañana. Allí se reúne medio barrio vestido con chándal y zapatillas fluorescentes empujando un carro que se va llenando a medida que caminas por los pasillos. Igualito, igualito que la disco tecno de mi pueblo donde no para de sonar Chimo Bayo y su Jú-já. Allí también los hay con chándal de marca y zapatillas a cual más llamativa empujando el carrito imaginario de sus virtudes, a la espera de cargar en su interior ese amor que pretenden llevarse en el coche tuneado a dar una vuelta antes de acabar en casa. Como en el súper, vamos.
Hace tiempo que no piso una discoteca y menos tecno, pero cuando necesito la misma sensación que los jóvenes de mi pueblo cada sábado por la noche, acudo con mi chándal y mis zapatillas verde fosforito al súper, también en sábado, pero por las mañanas. Nada más entrar, busco el carrito más pequeño, que como ya son unos añitos los que tengo, mis virtudes han mermado bastante y no es plan de ir presumiendo entre góndola y góndola. Dicen que en el súper se liga mogollón. Puedes tirarle los tejos a madres solteras, treintañeras separadas, jóvenes universitarias en busca de nuevas experiencias…en fin, que oportunidades hay. Lo malo es que siempre termino por conducir mi carrito de virtudes a la zona de embutidos retractilados. Allí paso horas y horas tratando de decidir entre la cabeza de jabalí con aceitunas o la chistorra picante embuchada al vacío. Hay sábados que llega la hora de cerrar sin haber llegado a ninguna conclusión clara. Eso sí, te podría decir de corrido los conservantes, colorantes y apelmazantes de todos y cada uno de los productos envasados de la cámara frigorífica. Si como he dicho, las relaciones son como un paquete de doscientos gramos de jamón york, entonces nadie sabe más de amor que yo. Y puede que a mí también me pase lo mismo, que de no usarlo, me haya quedado caducado.