EL MEETIC
Tengo una amiga que ha ligado por el Meetic. El Meetic es una de esas webs que hay en internet donde rellenas un formulario con los datos de una persona que no eres tú con el objetivo de conocer a otra persona que tampoco dice ser quien es. Al final se dan cita individuos que no tienen nada que ver entre sí para tratar de pasar el resto de sus días fingiendo vivir una vida que no les corresponde a ellos sino a sus personas inventadas.
Cada uno, en la búsqueda de su media naranja termina por unirse a medio melocotón que en realidad es medio aguacate unido a una real media sandía. Es lo que podríamos llamar una macedonia en toda regla. Literalmente hablando, imaginar el fruto de sus uniones impropias de la madre naturaleza, sería como descubrir nuevas especies hortofrutícolas dignas de sesudos estudios de investigación biológica que tendrían como conclusión un trastorno mental originado por no aceptar quienes son en realidad. De ahí, el hecho de refugiarse en la creación de dobles personalidades idealizadas en jugosas papayas y sabrosas sandías en lugar de aceptar ser avellana o almendruco.
Volviendo a mi amiga, ella no tiene queja de su ligue. No es que lleve mucho tiempo amarrada a su medio melocotón, pero por lo que se ve, a fecha de hoy aún no hay señales de incompatibilidad de sabores ni texturas. El otro día mismamente, les vi intercambiando sus zumos como esos adolescentes cuyas lenguas buscan incansablemente el chicle del uno en la boca del otro, independiente del sabor fresa ácida o clorofila de la goma de mascar. Ver al medio limón de mi amiga con su medio melocotón es poco más sorprendente que una de las recetas culinarias de Ferrán Adriá. Y si él es el chef de la década por sus combinaciones marcianas, no sé qué puede haber de malo entre mi amiga y su ligue del Meetic. Habrá que hacerle caso a Adriá y aceptar de una vez por todas que el secreto está en las mezclas imposibles. Un visionario este chef.