ACOJONANTE
El título de esta breve reflexión no tiene otro objetivo que provocarle a usted para que siga leyendo más allá de esta línea. Podría haber puesto un título más periodístico como por ejemplo: “Los textos de las páginas web pasan desapercibidos” o quizá otro más políticamente correcto tipo: “Sólo el 16% de las personas que visita una web en internet lee palabra por palabra los textos”. Pero como lo que yo quiero es que a mí me lea la gente, no como al “señor internet”, a quien según los estudios de investigación parece no leer nadie, tengo que escribir como habla precisamente la gente de la calle, entre los que me incluyo, y entre los que también le incluyo a usted que aparte de persona inteligente también es gente.
El problema de no ser leído o escuchado, no sólo lo tienen las páginas web del “señor internet”, también lo tienen los “señores políticos” a quien nadie escucha porque cuando hablan lo hacen como políticos y no como gente de la calle que es lo que son a pesar de ser políticos. Por eso cuando hablan como lo que son en realidad, insisto, gente, es cuando les prestamos atención de verdad. Un ejemplo: a Federico Trillo se le recuerda más por su frase “manda huevos” que por la labor que ejercía como presidente del Congreso de los Diputados que fue cuando soltó semejante perla, que pasará a los anales (qué palabra, anales) de lo políticamente incorrecto o de lo que un político correcto jamás diría. Otro ejemplo más reciente: a Esperanza Aguirre también se la recordará, y mucho, cuando abrió la boca para distinguir con el cargo de “hijo puta” a un compañero de partido, y eso que ella, como mujer de bien, recibió la educación que todos los niños de bien reciben en este país, entre los que ni usted ni yo nos encontramos porque como ya he dicho, somos gente. Tanto una expresión como otra (“manda huevos” e “hijo puta”) son frases que la gente de la calle dice con frecuencia diario, y muy especialmente para valorar la labor de algunos políticos, a quienes precisamente nadie escucha. Para que la gente escuchara a los políticos, éstos deberían hacer como las compañías aéreas en las hojas de emergencia de los aviones, o sea, emplear dibujitos y símbolos. Estoy convencido de que ya se les habrá ocurrido, pero también no me cabe duda que prefieren no ser escuchados. Así ellos pueden seguir yendo a lo suyo, que casi nunca es lo mismo a lo que va la gente, entre los que estamos usted y yo. Acojonante.