TODO PASA POR ALGO
Cuando veo las estadísticas de este blog, veo quién me lee, cuántas personas lo hacen, desde dónde e incluso hasta cuándo me leen. Es el milagro de las nuevas tecnologías que dirían algunos. Por los que tienen la molestia de mover un dedo para hacerlo, puedo saber hasta el número de personas a quienes gusta lo que leen o lo que escribo, que para el caso es lo mismo. Habitualmente cuando algo me gusta a mí, suelo sonreír, alzar las cejas o soltar alguna expresión onomatopéyica. Pero hoy por hoy y gracias a los avances de la ciencia, basta con mover un dedo, concretamente el dedo índice (llamado así para indicar lo que gusta y señalar lo que no gusta). Ayer mismo, sin ir más lejos, vi a un niño señalando a un indigente mientras tiraba de su carrito del Mercadona repleto de enseres recogidos de la calle. El niño, a su vez tiraba del brazo de su madre para que hiciera lo mismo que yo hago cuando veo algo que me gusta: alzar las cejas, soltar alguna expresión onomatopéyica y sonreír. Aunque en el caso de la madre su sonrisa fue más una mueca que una muestra afectiva y su onomatopeya tuvo más de espanto que de alegría, lo que indicaba que lo que señalaba su hijo con inocente asombro para él, a ella le horrorizaba.
Pero volviendo al tema de las estadísticas de este blog, puedo confirmar gracias a los datos numéricos aportados por el señor WordPress (a quien no tengo el gusto de conocer, pero hace de anfitrión de todos mis artículos a lo largo y ancho de este mundo) que hay personas en Argentina, Ecuador, México y Kazakhstan que mueven el dedo índice cuando me leen. Aunque no estoy seguro si el movimiento va acompañado de una expresión onomatopéyica y seguido de una mueca como la que vi exteriorizar ayer a la madre. Pero eso me pasa por desconocer la cultura latinoamericana y no saber ubicar Kazakstan en el mapa. Así son las nuevas tecnologías, nos permiten llegar sin llegar, estar sin estar e incluso ser sin ser. Se han dado casos de personas que en las redes sociales son una persona y en la vida real son otra, que es lo mismo que decir que tienen doble personalidad, por un lado la digital y por otro la analógica.
Pero volviendo nuevamente al tema de las estadísticas de este blog, dos de cada tres personas creen que todo lo que escribo me ha sucedido en realidad, por lo que se podría decir que mi vida digital supera en interés a la vida analógica o que tengo personalidad múltiple, que también podría ser. A estas alturas no voy a desvelar si todo lo que leen ustedes sobre mí en mis artículos es real del mismo modo que tampoco les voy a exigir como lectores que lo tomen como cierto. Aunque sí que les voy a aconsejar que no se crean todo lo que leen en internet y si son estadísticas, menos. De hecho hay una estadística que dice que el 99% de las estadísticas son falsas. Y si lo dicen las estadísticas, por algo será.