ALGO DEBO ESTAR HACIENDO MAL

De todo lo que hago, poco o nada sale adelante. Es un pensamiento que me invade cada cierto tiempo y con más frecuencia del que desearía. Miro a mi alrededor y veo los logros obtenidos por personas menos cualificadas de lo cualificado que estoy yo y la culpa me invade. ¿Qué cojones hacen para conseguir lo que consiguen si, conociéndoles como les conozco, carecen de la formación y experiencia que se presupone es exigible para alcanzar tales metas? De nuevo un mal pensamiento invade mi ánimo y algo (o alguien) me susurra al oído: “Algo estás haciendo mal”. Amigos sin estudios acaban en puestos directivos de empresas obteniendo una altísima remuneración. Conocidos sin formación específica se sientan en sillones de alta responsabilidad respondiendo sin dar respuestas. Desconocidos sin experiencia suficiente en ningún campo laboral deciden por decidir como el que se moja el dedo índice y lo levanta al cielo para dictaminar resoluciones que afectan decisivamente a miles y miles de personas en función de dónde sopla en viento. De nuevo la idea de estar haciendo algo mal regresa a mi mente y una voz susurra en mi oído: “Algo estás haciendo mal”

¿Seré el único que está haciendo algo mal o el modo correcto de hacerlo es el modo en el que lo hacen quienes no están capacitados para hacerlo? Miro y remiro el currículum vitae y no termino de ver cumplido ninguno de los muchos sueños que tenía cuando era joven. Un currículum que he enviado a 245 empresas (no miento, son exactamente 245 currículums enviados a los respectivos departamentos de recursos humanos de 245 empresas). En él veo el resultado de toda una vida dedicada a hacer lo que me han dicho que tenía que hacer y no a cumplir los sueños que debía haber cumplido. Me dijeron que tenía que hacer una carrera y obtuve dos licenciaturas. Me dijeron que tenía que estudiar idiomas y estudié inglés y francés. Me dijeron que tenía que hacer un máster y lo hice. Me dijeron que tenía que trabajar sin cobrar y lo hice. Me dijeron que tenía que trabajar por poco dinero para ganarme el puesto y lo hice. Me dijeron que tenía que hacer horas extras para demostrar mi valía y las hice. Me dijeron que tenía que renunciar a tanto para tenerlo todo, y al final, renuncié a mí mismo y no me quedó nada de nada. Fue a partir de ese momento cuando comencé a escuchar los susurros que me decían: “Algo estás haciendo mal, algo estás haciendo mal”.

Estoy seguro de que usted, inquieto lector o lectora que tiene a bien emplear un minuto de su azarosa vida en leer este artículo, ha escuchado el mismo susurro en sus oídos en algún momento de su vida. O quizá, a raíz de la lectura de estas palabras comience a oírlo. Si es así, no somos tan diferentes. Y creo que el miedo que susurra en nuestros oídos o tiene que cambiar de bando o somos nosotros los que tenemos que empezar a escucharnos para hacer realidad los sueños que teníamos cuando éramos más jóvenes. Puede que así, dejemos de hacer lo que otros dijeron que teníamos que hacer y que siempre era bueno para ellos y malo para nosotros.

Lo peor de todo, es que hace años tenía un montón de sueños y ahora tengo mucho sueño y un montón de años.

Un Comentario

  1. Antar

    Así es amigo, creo que somos muchos quienes hemos oído esa vocecita. Por mi parte puedo decir que a veces tener conciencia es un enemigo poderoso y por ahí hay una frase que dice «en la ignorancia está la felicidad», para mí esto significa que hay gente que escala mucho sin tanto esfuerzo porque hace cosas inconscientes pero con actitud positiva y de buena gana (sin saber nada incluso). Entonces concluyo, haz lo que sabes y si no sabes hazlo también y no te detengas no importa si estás o no preparado o si alguien mejor que poner el pie, sólo se feliz mientras laboras o haces lo que te apasiona 😉 saludos

    Me gusta

Deja un comentario