ALEJANDRO SANZ Y EL TAKO-TSUBO

Siempre me han sorprendido los títulos de las tesis doctorales. Para llegar a entenderlos mínimamente es necesario ser uno de los 46 académicos de la Real Academia Española de la Lengua. Con lo sencillo que lo hacen en Hollywood para titular sus películas y mira que lo ponen complicado los investigadores y científicos que escriben tesinas de mil folios tras cinco años de carrera y otros tantos de estudios post-universitarios. ¿Se imaginan que Tarantino en lugar de “Malditos Bastardos” hubiera empleado para su película bélica sobre la segunda guerra mundial un título como: “El humanismo neoconstructivista frente a la retórica de la abjuración yuxtaposicional en Centroeuropa”? Me pregunto cuántas entradas de cine se habrían vendido. Tampoco quiero imaginar el cartel de la película, ni el diseño de los títulos de crédito o qué banda sonora tendría la película con ese título. Aunque conociendo el talento del director de cine, seguro que la banda sonora sería cojonuda, como en todas sus pelis anteriores y posteriores a “Malditos Bastardos”.

Volviendo al asunto en cuestión. A estas alturas de la lectura se estarán preguntando ustedes dónde cojoñes* quiere ir éste a parar con el título del artículo de hoy (*no busquen la palabra “cojoñes” en el diccionario porque me la acabo de inventar).

Piensen un poco, queridos lectores y lectoras. ¿Cuál es la canción más conocida de Alejandro Sanz? Y después piensen un poco más: ¿Qué síntoma cardiaco recibe el nombre de Tako-Tsubo? Ya lo tienen: el corazón partío.

Cuando los primeros investigadores y científicos japoneses observaron las imágenes de corazones pertenecientes a personas que habían sufrido una pérdida reciente o un desengaño amoroso o una ruptura sentimental, percibieron que el ventrículo izquierdo adquiría una forma inusual. Esa forma era muy parecida al recipiente cerámico que utilizan los pescadores japoneses para capturar pulpos y otras criaturas marinas y que recibe el nombre de Tako-Tsubo. Los médicos apreciaron a través de placas de Rayos-X que, debido a la forma del ventrículo, el corazón parecía estar partido en pedazos, de ahí la razón que explica que cuando nos rompen el corazón sintamos emocionalmente que nos han roto el corazón literalmente. Así es la ciencia, que tiene explicación para todo. Y para eso sirven también las tesis doctorales, para explicar lo inexplicable. Como las canciones de Alejandro Sanz, que sirven para que muchas personas encuentren explicación a las razones inexplicables de tener el corazón partío.

Lamentablemente, como a mí no me gustan las canciones de Alejandro Sanz, tengo que recurrir a la ciencia para encontrar explicación razonable a por qué me siento como me siento. Y mi tesis es la misma que el título de la canción de Alejandro Sanz: corazón partío.

Para que luego digan que el amor no es una ciencia exacta.

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