ALERGIA AL AMOR CORRESPONDIDO
Lo primero que hizo mi exnovia nada más romper nuestra relación amorosa fue sustituirme en su casa por un gato persa. Puede que lo hiciera por amor a los animales domésticos, o quizá por sentirse acompañada de una mascota, o puede que por notar la presencia de un ser vivo cerca de ella. Aunque estoy plenamente convencido de que la única razón por la que adoptó a un gato fue para decirse a sí misma que jamás me permitirá la entrada en su casa debido a mi alergia a los gatos.
El pescadero habitual a quien solíamos adquirir dos veces por semana pescado fresco, me dijo ayer que mi exnovia ahora sólo compra marisco del bueno (concretamente gambas rojas de Huelva y carabineros de Conil). Puede que lo haga por disfrutar de las delicias de mar que ofrece el Mediterráneo, o quizá por sentirse realizada como experta cocinera o puede que por saborear un manjar gastronómico día sí y día también. Aunque estoy plenamente convencido de que la única razón por la que ahora compra marisco en lugar de pescado fresco es para decirse a sí misma que jamás me permitirá volver a sentarme de nuevo a su mesa debido a mi alergia al marisco.
Su mejor amiga, a quien me he encontrado esta mañana tomando café en la misma cafetería en la que solía tomar café con mi exnovia, me ha dicho que está saliendo con otro, que se la ve muy feliz y que vuelve a sonreír como cuando éramos novios. Puede que esté saliendo con otro porque necesite sentirse otra vez amada, o quizá por volver a notar mariposas en el estómago o puede que busque hacer borrón y cuenta nueva en su vida sentimental. Aunque estoy plenamente convencido de que esto también lo hace para decirse a sí misma que jamás permitirá que volvamos a ser novios debido a la alergia que ella tiene al amor que yo la profesaba cuando estábamos juntos.
Para que luego digan que el amor no es cuestión de química.