HOY EMPIEZA TODO
He decidido retomar los estudios. Volveré a estudiar. Pero no estudiaré lo mismo que estudié cuando fui joven y que, a día de hoy, no me ha servido para mucho (concretamente para nada de nada). Voy a estudiar por el placer de estudiar. No sé… Historia del Arte, puede que Arquitectura, quizá Literatura, o Geografía, o puede que Filosofía… algo que llene el vacío que inunda de completa ignorancia el sentimiento que tengo por haber aprendido durante años lo que no es útil ni siquiera cuando es exigido laboralmente para dedicarle ocho horas al día, cinco días a la semana y once meses al año.
Además de emplear tiempo a aprender lo que enriquece el alma, dedicaré tiempo a las cosas que no son urgentes. A ese tipo de cosas que nunca reciben tiempo suficiente por mi parte para transformarlas en cosas realmente importantes: observar en lugar de mirar, saborear en lugar de masticar. pasear en vez de caminar y caminar en lugar de correr. Voy a saltar, brincar y piruetear. Borraré de mi agenda telefónica los números de quien no me llama nunca y conservaré únicamente aquellos de quien reciba llamadas con cierta periodicidad (al menos una vez a la semana). Leeré aquel libro que compré porque me gustó la portada y donaré los que adquirí siguiendo la recomendación de no sé quién que escuché en no sé dónde diciendo que son los libros que hay que leer sí o sí. Voy a dormir desnudo y con la ventana abierta (salvo en invierno que dormiré tapado hasta las cejas). Y cuando esté a tu lado o tú estés conmigo, prometo mirarte a los ojos cuando me hables, prestar atención a todas y cada una de tus palabras y arroparte de abrazos cuando la situación lo exija (y si no lo exige, la encontraremos).
Esperaré a que termines las frases, sin prisa y sin miedo. Sentiré en la piel los múltiples significados de cada párrafo que salga de tu boca, con sus puntos, sus comas, sus dos puntos y su punto y seguido. Y seguidamente, hablaré si tengo algo que decir, y si no, guardaré silencio. Voy a llevarte el desayuno a la cama, y no sólo los domingos. Con zumo de naranja recién exprimido, dos tostadas (una de jamón con tomate y otra con queso de Burgos y aceite de oliva) y un café muy caliente para que no se enfríe mientras me cuentas lo que has soñado. Te daré masajes en la planta de los pies, apretando en la zona donde haya que apretar. Te escucharé cuando me llames por teléfono y acudiré a tu lado cuando me lo pidas sin hacerte esperar, o esperar a terminar lo que esté haciendo por mi cuenta.
Sólo hablaré del pasado para recordar dónde dejé las llaves de casa antes de cruzar el umbral o dónde guardé el molde de silicona para hacer las tartas de chocolate que tanto disfruta tu paladar. Sólo hablaré del futuro para elegir entre los platos del menú de los restaurantes a los que te invite a cenar, o para pedir la cuenta después de postre y el café.
Sólo viviré el presente con la sabiduría que otorga decidir estudiar aquello que se desea aprender, sabiendo que lo mejor es conocerse a uno mismo a través de quien se tiene más cerca y me mira como sólo me miras tú.
Lástima que tu presente y el mío ya no estén en el mismo lugar, ni en el mismo momento.
Gracias por regalarnos esta intensa reflexión para acabar el año.
Suerte en tu búsqueda de la autenticidad.
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Gracias a vosotros por vuestra fidelidad lectora. Feliz 2018, por un año de deseos cumplidos.
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