EL MINISTERIO DEL AMOR

Cada año, suelo hacer la declaración de la renta en estado de embriaguez. Puede que sea por eso por lo que la declaración me sale siempre a devolver. Cada vez que relleno un campo vacío de los impresos, relleno al mismo tiempo una copa con ron con Coca-Cola.

No debo ser un caso aislado en España. El Ministerio de Hacienda es consciente del aumento de devoluciones y el Ministerio de Sanidad del incremento del índice de alcoholismo, y por eso han decidido en connivencia ofrecer a los cotizantes el conocido “borrador” de la declaración.

Para quien a estas alturas de su vida no sepa de qué se trata este documento oficial, les explico. El “borrador” es una propuesta de declaración confeccionada por la propia Agencia Tributaria que incluye los datos personales, familiares y económicos del contribuyente disponibles en una determinada fecha de su vida existencial. Basta con confirmarlos por parte del contribuyente, y aquí paz y después gloria.

Si extrapolamos el concepto “borrador” de la declaración de la Renta a una declaración de amor convencional, estoy seguro de que el índice de divorcios y separaciones en España sería nulo. Cuando tratas de llevarte a una mujer a la cama (en mi caso), o llevarla antes al altar (en el caso de los más conservadores), allanaría el camino conocer previamente por escrito los datos personales de la contribuyente (y viceversa).

Tal y como ordena la Ley tributaria 58/2003, de 17 de diciembre del Estado Español, “corresponde a cada contribuyente que haya recibido el borrador revisar que los datos personales y económicos están completos y son correctos”. Y como soy un hombre que cumple puntualmente con las obligaciones fiscales exigidas (y también con las obligaciones sexuales), a toda mujer contribuyente que desee obtener una declaración favorable de mis intenciones amorosas, solicito de antemano un “borrador” donde comprobar si todos los encantos “están completos y son correctos”. Si por el contrario, la mujer comprueba que el «borrador» enviado por mi parte está sin cumplimentar o carente de algún dato específico, la oferta de mi servicio permite la posibilidad de solicitar cita previa para la aclaración de dudas sobre el “borrador”.

Este Reglamento General de Relaciones ficticio tiene, desde el punto de vista sexual, un ámbito de aplicación más amplio que el contenido en la anterior Ley de citas y encuentros esporádicos, puesto que no se circunscribe únicamente al ámbito territorial cercano. Gracias a la aplicación y uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC’s), los recursos se aplicarán a otras Administraciones de ámbito estatal en virtud del criterio personal del contribuyente y siempre por mutuo acuerdo con la parte implicada.

Una vez dicho esto, creo que deberían sustituir el Ministerio de Hacienda por el Ministerio del Amor. Estoy plenamente convencido de que todas las declaraciones serían favorables para ambas partes y todas las parejas españolas serían felices por mucho tiempo. Hasta que llegue ese momento, continuaré haciendo la declaración en estado de embriaguez. Es el único estado que me permite asumir que sólo es Hacienda quien me quiere tal y como soy.

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