SOBRE DESIGUALDADES, NO HAY NADA ESCRITO
Quien diga que todo está por hacer, miente. En algunos temas, todo esta hecho. Y muy mal hecho, quiero decir. Los quince días que otorga la ley para disfrutar de (desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, según, sin, sobre, tras ) tu pareja después de decir “Sí, quiero” en el altar o en el juzgado de turno, me parecen muchos días. Con tres días sería más que suficiente. Que lo que no se ha hecho a esas alturas, no se hace ni más ni mejor por tener quince días libres, digo yo.
Aunque personalmente, abogaría por sumar nueve semanas y media a los quince días de permiso. Según las estadísticas, nueve semanas y media es el tiempo que dura el enamoramiento (además de ser el título de una película pseudo erótica ochentera). Por lo tanto, a los 15 días de permiso por enlace matrimonial, se le sumarían los 15 días por permiso de divorcio tras el fin del enamoramiento. Y así, se consigue un mes entero sin pisar por la oficina. Por otro lado, desconozco la existencia de “moscosos” en concepto de divorcio. Pero si no fuera así, alguien debería proponerlos como PNL en el Congreso de los Diputados.
También hay que decir que queda mucho por hacer en cuanto a equiparación salarial. Los que menos hacen, cobran el doble que los que hacen la mitad de lo que dicen hacer. Y las demás, mientras tanto, a currar. Si alguien hiciera algo al respecto, sería bueno para todos, y sobre todo, para todas. Pero nadie está por la labor, ni siquiera quien se dedica a sus labores que suficiente mierda tienen que quitar cada día.
Otro asunto que está manga por hombro porque es un parche y está como un zurcido (siguiendo con el símil de la costura) es el de la inmigración. Pocos gobiernos del mundo prestan suficiente atención a los inmigrantes que buscan mejorar su vida o simplemente salvarse de una muerte segura en sus países en guerra y sin derechos de ningún tipo. En temas de inmigración, primero se echan balones fuera y después se echa fuera a los inmigrantes (también de una patada, pero en el culo y en el mejor de los casos). Porque casi siempre se les echa con pelotas de goma que son más pequeñas que los balones y así no rebota el asunto en los despachos del político con las pelotas cuadradas.
Por todo esto, y mucho más que me callo para no cansarles, en temas de desigualdad está todo hecho y todo por hacer.
Pero en estos asuntos, nada termina por arreglarse del todo por culpa del egoísmo particular de la gente. Porque todo el mundo va a lo suyo. Menos yo, que voy a lo mío.