BENDITA IGNORANCIA
Analfabeto no es el que no sabe leer, sino quien se cree todo lo que lee. A veces leer es peor que no hacerlo. Del mismo modo que amar, a veces, es peor que no hacerlo.
En casa me enseñaron que no hay mayor ciego que el que no quiere ver, ni mayor ignorante que el que no quiere entender. Como siempre fui un chico obediente, he aprendido a ver todo aquello que había que mirar y con más interés donde no había que hacerlo (bajo las alfombras de casas ajenas). Puede que fuera por eso por lo que escogí estudiar la carrera de Periodismo, para tratar de entender lo que veían mis ojos. Tras año y medio, tuve que abandonar la facultad al darme cuenta de que no veía futuro en una profesión alfombrada de falsedad, mentira e intereses espurios que se ven sin necesidad de agacharse para levantar nada de nada.
En mi afán de ver todo y por todos los medios posibles, me matriculé después en la carrera de Publicidad para comprobar, si mirando en otras direcciones se pueden tener más puntos de vista. Pero tampoco superé el segundo año de asistencia a clase. Me di cuenta de que se perdía mucho tiempo. Había que buscar y comparar para encontrar algo mejor antes de comprarlo. Y como tampoco me gustaba conducir, anulé la matrícula (la de la facultad, se entiende) y me eché a la calle para ver si existía algo que me hiciese enamorarme definitivamente de la vida que vivo. Y ahí sigo, en la calle.
Desde entonces no he cejado en mi empeño de luchar contra mi propio analfabetismo viéndolo todo, leyéndolo todo y sobre todo amando todo lo que me es posible amar. Que es lo mismo que decir que cuanto más sé de algo, más sé que menos sé sobre todo lo que hay que saber.
Y como además de obediente también soy de llevar la contraria, me siento como Don Quijote frente a los molinos de viento. Es decir, veo lo que no debo ver (como él), leo más de lo que debo leer (como él) y amo sin ser correspondido (como él). En cambio, Sancho Panza veía lo que tenía ante sus ojos, no leía nada de nada y sólo se amaba a sí mismo. Puede que esa sea la razón de su felicidad.
Bendita ignorancia.