SER O NO SER
A todos nos gustaría que a los demás gustase lo que nos gusta a nosotros.
Cuando expresamos en público incomprensión por el prójimo, estamos manifestando abiertamente el deseo innato de que ellos sean como somos nosotros. «No entiendo cómo puede haber gente que no le guste Melendi», escuché accidentalmente en una conversación ajena en el Metro de Madrid el pasado sábado. Lo dijo un hombre que sobrepasaba con creces la pubertad, por lo que se sobreentiende que la personalidad ya la tiene formada. Pero el ser humano, sorprende hasta en los lugares más inesperados, incluso bajo la superficie terrestre.
Aquel hombre adultescente* deseaba comprender a quienes no tienen su mismo gusto musical. Él es libre de elegir a quien escuchar para torturar sus tímpanos. Y del mismo modo, es libre de expresar su frustración por no llegar a comprender lo que otros no entienden que pueda ser de su gusto (incluido yo). Por un momento, supuse que buscaba pareja de baile o tenía necesidad de encontrar compañía. No sé. Quizá alguien con quien hablar de asuntos comunes, como por ejemplo, del contenido de las letras de las canciones de Melendi.
Desde mi punto de vista, creo que aquel joven maduro lo que estaba demandando con su falta de entendimiento era la carencia de amistad (independientemente de Melendi y sus canciones).
Lo más curioso, es que al oírle, en aquel preciso instante descubrí lo mucho que teníamos en común, ya que yo tampoco entiendo cómo puede haber gente que no quiera mi amistad, ni quiera hablar conmigo de temas comunes, o incluso, quiera bailar.
Estoy seguro de que usted, querido lector o lectora, también habrá sentido la necesidad de amistad. Por lo tanto, imagino que se sentirá identificado/a con el adultescente* del metro.
El único punto de discordia que podría encender la mecha del desencuentro entre ambos es que soy yo el que no puede entender cómo puede haber gente a la que le guste Melendi.
*Por cierto, no busque el palabro “adultescente” en el diccionario, ni en la web de la RAE, me lo he inventado sobre la marcha.