QUERIDO MARK, DOS PUNTOS
Mark Zuckerberg acaba de enviar un mensaje a mi perfil de Facebook ofreciéndome un crédito de 15€ para que 5.000 usuarios se enteren de la publicación de mis artículos en el blog http://www.nadaqueobjetar.com
¿Qué le digo?
La última vez que me concedieron un crédito tardé diez años en devolverlo. En aquella ocasión, la promesa financiera era para que cientos de personas se convirtieran, sin ningún problema, en clientes de un flamante negocio que abrió sus puertas en 2006. Al año y medio de apertura, tuve que echar el cierre porque no había personas convertidas en clientes y mantener el pago de los intereses del crédito fue lo que se convirtió en un problema para mi persona. Desde entonces, desconfío de la utilidad de los créditos y aún más de las promesas de quienes insisten en transformar mi vida en algo mejor de lo que ya es.
Los restaurantes con estrellas Michelin son un ejemplo. Prometen experiencias gastronómicas para el sentido del gusto a precios sin sentido que te dejan tan vacía la cartera como el estómago tras haber ingerido «aire de boletus con aroma de primavera».
O el fútbol, que promete espectáculo deportivo galáctico cada domingo y termina ofreciendo un espectáculo de falta de deportividad en el terreno de juego y mil ejemplos de falta de educación en la grada.
O la homeopatía, que pone el dedo en la llaga donde no hay llaga y aplica placebo donde es necesario Mercromina.
Pero donde se produce más frustración por la amplitud del trecho que existe entre lo que se dice y lo que se hace es en las relaciones sentimentales. Al principio se promete amor eterno sin importar el dinero ni las estrecheces económicas. Y a los pocos meses, el interés disminuye de modo directamente proporcional al crédito de los besos. Basta con que se cruce de por medio alguien con solvencia económica visible al volante de un vehículo de alta gama para que la comodidad de reposar sobre un colchón viscoelástico sustituya a la persona con la que se compartían emociones entre las sabanas.
Querido Mark Zuckergberg, después de todo lo dicho no necesito que 5.000 personas vean mi perfil. Me conformo con el número de lectores que han llegado hoy hasta el final de este articulo. Espero que usted sea uno de ellos y a lo que conceda crédito sea a mis palabras. Atentamente, un usuario de su red.