EL DIVORCIO ES EL PRINCIPIO

En contra de la creencia popular, el divorcio es la forma de amor más duradera que conozco. Sé de muchas parejas que mantienen una relación más afectuosa tras dar portazo a los esponsales que cuando compartían mesa y mantel de día, y sabanas y fluidos de noche.

Dejar claro las diferencias (e indiferencias) al inicio de la convivencia es el mejor comienzo posible que garantizaría por ambas partes una concomitancia perdurable y respetuosa también a partes iguales.

Una vez superado al principio el escollo de los potenciales motivos de divorcio, todo lo que venga después será miel sobre hojuelas. Metafóricamente hablando, sería pasar en cuestión de minutos de una luna de hiel a una luna de miel permanente. De repente, se dejan atrás las incompatibilidades irreconciliables y no se va hacia ellas, que es lo que ocurre en la mayoría de los casos cuando el proceso es tal y como se conoce a día de hoy (y que muchos de ustedes sabrán por experiencia propia, seguramente).

Si la mayor causa de divorcios es el matrimonio, me pregunto si no sería mejor darle la vuelta a las estadísticas y hacer que la mayor causa de matrimonios fuera el divorcio.

Todo el mundo sabe que une más lo que separa que aquello que se cree tener en común. Que se lo digan al ruso de Putin y al americano de Trump, que desde el fin del divorcio de la guerra fría viven en un idilio permanente. O por ejemplo, los fachas de Vox y el Partido Popular, que desde que se divorciaron en las urnas gobiernan unidos y felices en más Comunidades Autónomas y Ayuntamientos de capital de provincia sin apenas haber obtenido votos en las convocatorias electorales.

Al final, va a ser que el divorcio será el undécimo mandamiento para alcanzar el amor eterno y la fidelidad sin fisuras. Si el cristianito de a pie, además de obedecer a pies juntillas los mandamientos de «no robarás» y el de «no tendrás pensamientos impuros», comulgase con el «divórciate lo antes posible», sería el mayor influencer de la historia (después de Moisés y los tuits de sus tablas grabados en piedra).

Hago este alegato en favor del divorcio porque hace un año y medio que me divorcié de mi pareja y aún estoy esperando a que me llame para pedirme matrimonio. Cuando lo haga, estoy seguro de que seremos felices y comeremos perdices a diario (aunque sean de lata de conserva).

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