EL HUMOR LO PUEDE TODO

De las mil y una cosas que me gustan de mi novia, lo que más me fascina es su sentido del humor. Ante cualquier circunstancia, por muy extraña, difícil o penosa que parezca, ella sabe sacarle el lado humorístico. Y si no lo tiene, lo añade de su propia cosecha.

Es digno de admirar el modo en el que sabe superar un momento complicado o resuelve una situación inesperada. Con un despliegue exquisito de sentido del humor, soluciona todos los problemas antes incluso de que sean problemas. Puede que sea esa la razón por la que continúo tan sumamente enamorado de ella desde el día en el que nos conocimos (sentimiento que trato de demostrarle con gran dedicación entre las sábanas cada noche y que no voy a detallar aquí y ahora).

Cuando la situación se pone negra, ella le pone humor negro. Y si hay japoneses de por medio, le pone humor amarillo. Nadie cuenta los chistes verdes como los cuenta ella. Y cuando se vislumbra un marrón a la vista, ella recrea jocosamente una anécdota íntima y personal que haría enrojecer aún más hasta el mismísimo Santiago Carrillo (que gloria esté o donde sea que estén los comunistas ateos cuando se retiran del mundo de los vivos).

El pasado sábado, mientras nos divertíamos haciendo el amor a la hora de la siesta, en pleno éxtasis coital la llamé sin darme cuenta por el nombre de mi antigua exnovia. No sé en qué estaría pensando. Por un momento creí que el dichoso desliz me costaría la relación. Me quedé blanco. Pero ella le dio la vuelta al asunto con su inigualable sentido del humor. Y sin prestar apenas atención a mi descuido, me confesó que a ella le pasa lo mismo: que cada vez que hace el amor con mi exnovia, grita su nombre.

Me lo tomé de la única manera posible, con humor.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s