SOPA DE LETRAS

Cuando escribo articuentos, como el articuento que estoy escribiendo ahora mismo, suelo comerme alguna letra. No lo hago intencionadamente. Me sale así, sin darme cuenta. Por eso, sólo escribo después de desayunar y nunca antes. Con el estómago vacío no conviene escribir, ni tampoco pensar. Si escribo con hambre, me como muchas letras y luego no hay quien entienda lo que escribo (ni yo mismo).

Puede que el hecho de comerme alguna letra se deba a las letras que comía cuando comía sopa de letras. O sea, que la cosa de comer letras viene de lejos, concretamente desde la infancia. Cuando dejé atrás la cándida niñez, también dejé de comer sopa de letras, pero nunca abandoné el hambre por las letras. De hecho, pertenezco a la generación que se autodenomina “de letras”, frente a quienes afirman convencidos ser “de ciencias”.

Por suerte, nunca ha existido rivalidad entre quienes somos “de letras” y los que son “de ciencias”. Ser “de letras” o “de ciencias” no es un campeonato como la Liga profesional de fútbol, donde “ser Merengue” es el antagonismo a “ser Culé”. En mi mundo “de letras” hay gran respeto por las ciencias, del mismo modo que en el mundo “de ciencias” hay enorme deferencia por las letras. Supongo que por eso el fútbol atrae a un tipo de personas y las letras atraen a personajes. Con esto no quiero decir que los “de fútbol” sean iletrados, no me malentiendan. Conozco a apasionados del fútbol que sienten pasión por las letras, aunque en su mundo predominen más las grandes cifras que las buenas palabras. El fútbol es “asín”, dicen algunos.

Si a lo largo de esta lectura han leído algún verbo tullido o un adjetivo que ha sufrido la amputación de una extremidad vocal o consonante, hágamelo saber. Gracias a las nuevas tecnologías digitales es fácil injertar letras que den sustancia a los articuentos. En cambio, si se tratase de una sopa, tendría que añadir fideos. Y los fideos no hay quien se los trague, ni tan siquiera los futbolistas más acostumbrados a ingerir esteroides.

  1. Tomas Quintanilla

    Hace poco que me apunté a tu blog, y disfruto con tus articuentos por lo que te doy mi más sincera enhorabuena. Se conoce que al final de este articulo tenías un poco de hambre y te comiste una N , al poner hágamelo saber en lugar de háganmelo saber. Buen provecho amigo.

    P. D. Nos presentó Monica durante una carrera en la Granja

    Tomás Quintanilla / Fosimpe SL

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    • Juan Carlos Monroy

      Hola Tomás!!! Me alegro de que te guste mi blog. Te doy también mi enhorabuena por haber encontrado el gazapo. Lo he hecho intencionadamente por dos razones. La primera para reforzar la idea que aparece en el texto en la que se hace referencia a «comer letras». Y la segunda, con la clara intención de descubrir el nivel de atención de los lectores. Es evidente que estás entre los primeros que se han dado cuenta del pequeño secreto del texto. Agradezco enormemente tu tiempo de lectura y tu interés. Te adelanto que en breve saldrá publicado un libro con una recopilación de 150 articuentos. Me encantará verte en la presentación. Un fuerte abrazo!

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  2. Tomas Quintanilla

    Buenas noches Mon: Hace poco que me apunté a tu blog, y disfruto con tus articuentos por lo que te doy mi más sincera enhorabuena. Se conoce que al final de este articulo tenías un poco de hambre y te comiste una N , al poner hágamelo saber en lugar de háganmelo saber. Buen provecho amigo.

    P. D. Nos presentó Monica durante una carrera en la Granja. Pensaba que te llamabas Ramon

    Tomás Quintanilla

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