SECUESTRANTE

Si es usted leyente dominical, conocerá sobradamente mis hábitos de lectura. Pero en el caso de ser leedor/a neófito o esporádico de este blog, sepa que mi frecuencia y gusto lector va desde un libro por semana (casi siempre de narrativa) o de ensayo (con menor frecuencia) o poesía (dependiendo de mi estado emocional).

La sana costumbre de leer todo lo que cae en mis manos se extiende a los prospectos medicinales, etiquetas de latas de conserva o epitafios sacramentales. Del mismo modo que jamás pierdo la oportunidad para conocer el origen del hombre explicado por Darwin en “El origen de las especies”, o “El origen del universo” descrito por Stephen W. Hawking, o “El origen del mal” narrado por Tolstoi, tampoco desperdicio la ocasión para descubrir el origen del Nolotil detallado en su caja o el verdadero origen de los judiones que dice afirmar la etiqueta con la frase “de La Granja”.

Conocer lo que te llevas a la boca es tan importante como saber lo que te metes en la cabeza. Por esa razón, resulta tan importante leer lo que pasa por la mente de reconocidos intelectuales como lo que pasa por las góndolas de  conocidas grandes superficies.

Digo esto último porque en la etiqueta de las lentejas cocidas que acabo de comprar en el Aldi de mi ciudad se puede leer un ingrediente que nunca leí anteriormente ni supiera de su existencia. Su nombre: secuestrante.

La Real Academia Española de la Lengua no recoge el término secuestrante, por lo que para sacar las dudas han entrado en mi cabeza, he recurrido a la Quimipedia, que es la versión digital del María Moliner de los elementos químicos. Y lo define como Sustancia química que forma un complejo de coordinación por ciertos fosfatos con iones metálicos en solución, evitando las reacciones normales de precipitación de estos últimos”

Como supongo que no se han enterado de nada del mismo modo que tampoco me enteré yo (será porque ambos somos de letras puras), he decidido sustituir el bote de lentejas cocidas por un puerro de cultivo biológico, que sé lo que significa y conozco su origen casi tan bien como Hawking conoce el universo.

Hay que vigilar lo que nos llevamos a la boca, especialmente si son palabras de significado incomprensible. Las consecuencias pueden ser fatales para el organismo e irreversibles para el intelecto.

Por su propio bien, nunca dejen de leer lo que caiga en sus manos (y especialmente las etiquetas de los productos que nos venden en el supermercado).

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