SEXO, MENTIRAS Y CINTAS DE VÍDEO
“Sexo, mentiras y cintas de vídeo” es una película muy entretenida. La vi en su momento en el cine (allá por los años 80) que era cuando había cine en el cine y también cuando había cintas de video en casa y no por ello la gente dejaba de ir al cine.
Todos sabemos que las cintas de vídeo han desaparecido por completo. Por lo tanto, a día de hoy, del título de aquella película lo único que perdura son las mentiras (qué mala suerte) y el sexo (qué buena suerte).
“Sexo, mentiras y cintas de vídeo” fue escrita y dirigida por un veinteañero Steven Soderberg (sí, sí, el mismo de “Ocean´s Eleven”, “Ocean´s Twelve”, “Ocean´s Thirthteen” y seguramente otros quince o veinte más Ocean´s que están por venir). La película narra la historia de un hombre que graba en vídeo a mujeres hablando de su sexualidad, de su impacto en las relaciones de un matrimonio en crisis y muy especialmente en la hermana menor de la esposa del protagonista (esta última frase no es mía, la he copiado de la Wikipedia ya que después de tantos años, no recordaba muy bien el argumento como para realizar una sinopsis adecuada para ustedes).
Hoy viene a cuento hablar de esta película, porque la acaban de reponer en la tele. Y después de verla, me he preguntado la razón que me empujó a ir al cine en su momento. Me ha parecido un truño considerable (disculpen mi vocabulario barriobajero). A algunas películas, les ocurre lo mismo que a algunas personas, que no soportan bien el paso del tiempo. ¿Quién de ustedes se atrevería repetir una cita con aquel primer amor del instituto o continuar la aventura amorosa de primer curso de carrera universitaria con el mismo chico o chica (pero 25 años después)?
Todo esto me ha dado por pensar mientras el sopor de “Sexo, mentiras y cintas de vídeo” invadía la pantalla de plasma que compré el mes pasado de oferta en el Mediamarkt.
Al final, para justificar el pastizal que me costó la pantalla de plasma he sustituido la película “Sexo, mentiras y cintas de vídeo” por una peli porno en DVD. Al menos, con el porno sé quién miente y quién dice la verdad.