SOY POSITIVO
El otro día se me ocurrió decir a mis amigos que era positivo y de inmediato me dejaron solo en la terraza donde estábamos tomando unas cervezas.
Es sorprendente el modo en el que las mismas palabras cambian de significado en función del contexto temporal. Antes de la irrupción del mal gusto televisivo con el programa Gran Hermano de Tele5 como máximo exponente, estar “nominado” tenía connotaciones muy favorables, como por ejemplo, estar nominado a los Oscar de Hollywood. En cambio, actualmente estar “nominado” implica tener un pie más fuera que dentro del lugar que se habita.
Con la llegada de la pandemia, ha ocurrido lo mismo con el término “positivo”. Si antes ser positivo constituía mantener una actitud favorable ante la vida, a día de hoy ser «positivo» implica un riesgo que conlleva tener un pie más dentro de la UCI que fuera.
Por estas razones que acabo de exponer, resulta de vital importancia la lectura. Cuando empleo la palabra “vital”, la empleo intencionadamente en todas sus acepciones. Es decir, que la falta de lectura nos aleja de la veracidad del significado de la vida y nos aproxima inexorablemente al fin intelectual de nuestros días.
Por su propio bien y muy especialmente hoy, Día de la Biblioteca, les encomiendo al acto de la lectura de modo regular, intenso y apasionado para conocer el verdadero alcance de cada palabra antes de ser usada gratuitamente en público. Es el único modo de continuar siendo positivos en circunstancias negativas y de ser nominados a la mejor interpretación como protagonistas de nuestra propia vida.
Para acabar, los profesionales de la comedia suelen desear suerte a sus colegas con la expresión «mucha mierda». Pero como el contexto actual no invita a acudir en masa al teatro y no deseo que malinterpreten mis palabras, les deseo simplemente mucha salud (que a día de hoy, es lo único importante en todas las acepciones posibles de la palabra salud que recoge el diccionario de la Real Academia Española de Lengua).