UN PEQUEÑO INCISO
La vida es la suma de incisos. Son tan minúsculos que se cuelan en las grietas de la cotidianeidad. Lo hacen sin pedir perdón ni pedir permiso. La excusa de su tamaño les permite hacerse hueco en cualquier conversación sobre cualquier tema en cualquier momento y en cualquier lugar.
A pesar de no recibir invitación, los incisos aparecen de improviso en todo evento público acompañados del adjetivo «pequeño», como si acudieran de etiqueta a una recepción monárquica de rancio abolengo o a un baile de gala en una embajada de un país caucásico.
Su estrategia de incursión es similar en todos los casos. En primer lugar, un pequeño inciso hace acto de presencia sin venir a cuento. Seguidamente, escudriña el terreno en calidad de oteador. Y por último, si el horizonte se muestra despejado (había escrito «si no hay moros en la costa», pero lo he tachado para que no me acusen de xenófobo), da paso al resto de pequeños incisos. En cuestión de milésimas de segundo, un ejército de pequeños incisos invade la conversación desmontando los temas de profundo calado y mayor trascendencia para apoderarse sin remilgos del asunto que mantiene unidos a los contertulios y lograr entre ellos la confrontación inevitable.
Por el contrario, los denominados grandes incisos no tienen cabida en ningún diálogo habido y por haber. Si el inciso supera la dimensión estándar de la genética del inciso, la mutación deriva en un tema concreto con vida propia y autonomía representativa sin oportunidad para el incisivo inciso (perdón por la cacofonía).
El tema del independentismo catalán comenzó siendo un pequeño inciso y mira la que se ha liado a día de hoy. Actualmente es una materia que ocupa más espacio del que debería, aunque por suerte y con el transcurrir de los años está volviendo a ser un simple inciso dentro de un panorama social donde hay otros asuntos más importantes para la inmensa mayoría de personas como usted y como yo (y para millones de catalanes y catalanas) que además de tener preocupaciones reales, buscan soluciones eficaces de profundo calado y mayor trascendencia.
De otros pequeños incisos hablaré otro día, que hoy tengo varios incisos laborales perentorios que atender antes de que su tamaño aumente y no haya tiempo ni lugar para sonreír a la vida que es lo verdaderamente importante (y en realidad lo único urgente).