MANDA HUEVOS
Vivo en una contradicción permanente. La duda se ha instalado en mi vida como una hembra de cuco instala sus huevos en el nido de un carricero común.
Ante cualquier situación que exija respuesta rápida, ya sea autoimpuesta o sobrevenida, la indecisión toma las riendas. Y claro, así es imposible alzar el vuelo.
Reconozco que debería aprender más de las estrategias que ofrece la madre naturaleza e intentar que me afectara menos todo lo que me afecta. Pero no. No termino nunca de aprender porque en realidad tampoco empiezo nunca.
El modo de ver la vida como la ve el pájaro cuco sería un buen ejemplo a seguir. E incluso podría incorporarla como hábito de conducta cotidiana (especialmente en el ámbito laboral). Si la llevara a la práctica, por mucho que otros tocaran los huevos, no me importaría lo más mínimo (tal y como le ocurre al pájaro cuco).
Supongo que decir de alguien que es un “cuco” proviene del comportamiento del pájaro cuco, al igual que llamar “pájaro” a quien vuela más alto de lo que sus alas le permiten resulta ser un acto de egoísmo y supervivencia a partes iguales, aunque le sea otorgado el galardón de “listo”.
Aquí les dejo a ustedes esta reflexión para que incuben la idea durante este fin de semana (como hace el carricero común con los huevos de la hembra del cuco). Y procuren hacerlo cuanto antes, que las ideas son como los huevos: si se les da muchas vueltas por mucho tiempo, acaban eclosionando y se monta el pollo (literalmente hablando).