QUISE

Quise que la vida me durase toda la vida. Quise que la primavera durase tanto como el invierno y el otoño juntos, pero no menos que el verano, que siempre quise eterno. Quise dormir sin despertador ni ser despertado. Nunca quise lo que otros quisieron mejor para mí creyéndose mejores que yo, o lo mejor para ellos creyendo que era el mejor, que parece lo mismo pero no lo es. Quise cansarme de estar cansado y acabé cansado sin nada que hacer. Quisiera que quien leyera lo que lee lo leyera por la razón única de quien lee por algo más que leer. Querría que escribir sirviera para algo, aunque ese algo no tuviera importancia (que siempre la tiene, poca, pero la tiene). Quise que me quisieran como quise y del mismo modo, aunque de querer tanto perdí lo que más quería. Y así me quedé, sin nada y a la vez con todo. Con todo lo bueno, que después no fue tan bueno. El queso con nueces, el cielo sin nubes, el mar sin olas y a solas, la luz del sol y de la luna, el calor de una mano o mejor de las dos, el ruido del silencio, el sonido de una voz, de un susurro, de una palabra al oído dicha en el momento exacto para ser escuchada… en el fondo todos queremos lo mismo. A veces demasiado pronto, otras a destiempo. En esto también somos iguales. Quererlo todo nos hace iguales. Aunque se pierda o lo perdamos, seguimos queriendo. Porque nunca se vive lo suficiente para querer de verdad lo que se tiene tal y como merece ser querido. Siempre quise.

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