CONVIVENCIA
Las ventajas que proporciona el trabajo en equipo nadie las cuestiona. Basta ver la popularidad de los deportes colectivos como el fútbol o el baloncesto para darse cuenta de la importancia del esfuerzo común como única vía de triunfo ante la rivalidad (que es otro modo de adversidad).
Otra cuestión, sin embargo, es encontrar disposición a trabajar en equipo. Son muchas las personas que ven beneficios en la labor sumatoria de individuos por el logro de objetivos comunes. Exactamente el mismo número de individuos que tiene prejuicios de hacerlo. Quizá por creer que sumaría impedimentos al proceso de alcanzar objetivos personales, quizá por considerar que restaría mérito a sus logros.
Suena paradójico porque es paradójico. La contradicción es la principal característica del ser humano. Los ejemplos están a la orden del día y su normalización forma parte de la cotidianidad. Aunque no por estar normalizado quiera decir que sea normal.
Convivimos en sociedad pero somos individualistas. Disfrutamos en colectividad del bien común al mismo tiempo que evitamos aportar de modo particular al común de los bienes. Exigimos el cumplimiento de una ley incumpliendo la misma ley (especialmente cuando vamos al volante de nuestro coche). Criticamos la falta de involucración desentendiéndonos de todo y de todos. Refunfuñamos cuando vemos a la gente yendo a lo suyo sin ver que nosotros vamos a lo nuestro. Y así sucesivamente.
Muchas veces nos horroriza lo que nos hacemos los unos a los otros. Aunque lo extraño es que no nos ocurran más desgracias para lo mal que sabemos convivir entre nosotros.