HABER ESTUDIADO
Sí, sí, está bien escrito. Aunque algunos piensen que tenía que estar escrito “a ver estudiao”.
El Instituto Nacional de Estadística, que a pesar de llevar la palabra instituto, no tiene estudiantes que hacen viajes de paso del ecuador ni cosas así, dice que a día de hoy más de 2,1 millones de españoles han emigrado fuera de España por no encontrar trabajo o lo que es lo mismo “por haber estudiado”. Hasta el año 2009 sólo vivían fuera de nuestras fronteras 1,4 millones de españoles, pero desde hace 7 años la cifra de empollones que se han sentido expulsados de su propio país por saber que 2 y 2 son 4 e incluso por saber que pueden llegar a ser 5, se ha incrementado un 48%. Esta cifras son reales. Lo sé porque las he copiado directamente de la página web del Instituto Nacional de Estadística donde como he dicho anteriormente, además de no haber estudiantes sí que hay gente lista, aunque al paso que vamos acabarán por emigrar y el Instituto también dejará de ser Nacional. En el último año, alrededor de 125.000 talentosos jóvenes españoles (y algún que otro menos joven, pero igual de talentoso) han hecho las maletas. Y no precisamente para hacer el viaje del paso del ecuador, sino para irse al Ecuador (entre otros países). Van en busca del futuro que la sociedad, las medidas del actual Gobierno, las instituciones, las empresas, la burocracia, el sistema y tanta incompetencia les niegan. Y no sólo por ser jóvenes, sino por estar sobradamente preparados, tal y como decía aquel anuncio del Renault Clio de principios de los años 90 del siglo pasado. Para quienes hayan nacido con suficiente antelación como para recordar aquel spot de televisión, en él aparecía un joven (joven de anuncio, todo hay que decirlo) que reclamaba ampliar horizontes laborales acorde con su cualificación y que a pesar de trabajar doce horas diarias durante seis años de sufrida entrega a la misma empresa, saber tocar el saxo, haber obtenido la licenciatura en historia y periodismo y hablar inglés y alemán, aún le quedaba tiempo suficiente para leer al filósofo prusiano Immanuele Kant y al romano Lucio Anneo Séneca. Han pasado más de 20 años de aquel spot de televisión y nadie sabe nada de aquel joven, del mismo modo que hoy tampoco sabemos nada de los jóvenes que emigran de nuestro país y despedimos desde la puerta de embarque de la T4 diciéndoles: “por haber estudiao”. Nadie sabe lo bien que están formados, ni se conoce la alta cualificación de su especialidad, ni el tiempo y esfuerzo empleado en alcanzar tan altas cotas de formación profesional, ni siquiera se es consciente del dinero público empleado en ellos ni en el atraso social que supone dejarles que emigren. La prensa nacional se lleva las manos a la cabeza y les etiqueta de “generación perdida” o “fuga de talento”, empleando términos que suenan más a frase hecha que a crítica feroz al sistema al que rinden pleitesía todos y cada uno de ellos sin excepción. Por otro lado, la prensa internacional se frota las manos y se abre de brazos para recibir a la legión de españoles y españolas cualificados que llevarán en volandas a otros países al siglo XXI. Mientras, mi querida España, esta España viva, esta España muerta, no la despiertan de su santa siesta ni los versos de poetas ni canciones como las que cantaba Cecilia cuando aún vivía Franco, ése al que muchos quieren resucitar a base de ignorancia o de permitir que el futuro haga las maletas. Y todo “por haber estudiao”.