
SER HUMANO O NO SER HUMANO, ESA ES LA CUESTIÓN
Cuando decimos que el ser humano es bueno por naturaleza, habría que especificar al ser humano en concreto al que nos referimos y hacerlo con nombre y apellidos.
A día de hoy somos más de 7,9 miles de millones de habitantes en el planeta tierra y, aunque la inmensa mayoría son humanos, hay quien tiene reparo en demostrarlo.
A decir verdad, no es necesario demostrar la humanidad del ser humano, bastaría con serlo o mejor dicho con dejar de no serlo. Pero el número infinitesimal que no cumple con aquel regalo que la madre naturaleza le obsequió el día de su nacimiento y que no es otro que el de saber comportarse benévolamente con sus prójimos y con resto de seres vivos, nos aleja a los unos de los otros como se aleja la gacela del león en la estepa africana.
La naturaleza pone a cada uno en su lugar y es el instinto quien dicta las normas de vivencia y convivencia haciendo que el león corra del mismo modo que también corre la gacela, aunque por motivos diferentes.
Es por eso por lo que no termino de entender las razones que llevan al ser humano a desobedecer los dictámenes que caracterizan a su especie situada en la cima de la pirámide de seres vivos que pueblan la corteza terrestre y las aguas marinas.
Si existiera la reencarnación o la vida después de la muerte, dudo mucho que algún hombre o mujer desease reencarnarse en otro hombre u otra mujer teniendo en cuenta que el ser humano es el menos humano de los seres.