¡VIVA LA REPÚBLICA!
La semana pasada vinieron a casa los Reyes Magos. A pesar de que este año me he portado muy bien, no me trajeron nada de lo que había pedido. Y de lo que me han traído, no he querido nada.
Les pedí paciencia porque la perdí hace tiempo, y ya han pasado 8 días desde el 6 de enero y aún la sigo buscando.
Pedí sentido del humor y al ver que no habían traído ni pizca, me invadió un sentimiento de mala hostia que todavía me dura.
Pedí tiempo que perder y tampoco lo han traído porque entre unas cosas y otras no gano un minuto para asuntos propios.
Pedí reconocimiento al esfuerzo y por más que lo intento nunca recibo ni las gracias.
Pedí consideración y mi petición no fue considerada.
Pedí respeto y Melchor miró hacia otro lado, Gaspar se puso de perfil y Baltasar agachó la cabeza.
Ante el cúmulo de desatenciones monárquicas, por un momento pensé que la carta que escribí con mis peticiones nunca llegó a manos de sus Majestades de Oriente. Pero a los pies del árbol terminé encontrando un pequeño sobre envuelto en papel de regalo. De repente, esbocé con fulgor espontáneo una sonrisa que iluminó por completo mi rostro. Era el recibo de la compañía eléctrica informando de que el brillo que desprendía mi mirada incrementará un 46% la próxima factura de la luz.
No me extraña que la República reciba cada año más apoyo (especialmente en estas fechas tan señaladas).